Fiesta Nadaista en Barichara
INVITACIÓN
En enero de 2016, el poeta Gonzalo Arango cumpliría 86 años. En el aniversario de su Nacimiento, se realiza en varias ciudades de Colombia, México, España y Estados Unidos una celebración cultural que este año se denomina “Tercera Internacional Nadaísta” para revivir y revalorar y vislumbrar nuevas interpretaciones del legado del MOVIMIENTO NADAISTA.
En Santander, la actividad se realizará en Bucaramanga (Organizan La Galería “Espacio Compartido” de Bogotá, Casa Cultural “El Solar”).
En San Gil y Barichara se celebrará una FIESTA NADAISTA, con poesía música, pintura y conversatorio, organizada por el CIRCUITO CULTURAL ITINERANTE alianza conformada por organizaciones culturales independientes de Bucaramanga, San Gil y Barichara.
AGENDA
BUCARAMANGA: Viernes 15 de enero, 7:00 p.m., Casa Cultural El Solar.
Escucharemos la voz de Gonzalo Arango grabada por su hijo Michael Smith.Conversatorio con Jotamario Arbeláez y Pablus Gallinazus, legendarios poetas colombianos integrantes del Movimiento Nadaísta.
Intervención del Movimiento Todoísta, grupo poético con una trayectoria de más de 12 años de sabotaje e impertinencia poéticos a favor del buen humor y la revolución de la conciencia.
SAN GIL: sábado 16 de enero. 11 a.m. a 4p.m., Casa de la Familia Gómez Pereira.
11:00 a 1:00 p.m. Tertulia nadaísta con el grupo de poetas sangileños “La Cantera poética” fundada y dirigida por Graciela Pereira y nuestros ilustres invitados nadaístas Jotamario Arbeláez, Pablus Gallinazo, y por el Movimiento Todoísta, Manuel Moreno García.
2.00 p.m. – 4:00p.m. Muestra Pictórica local y encuentro de artistas plásticos Sangileños con el Marchante y Galerista Jaime Ruiz Montes, director de la Galería “Espacio Compartido” de Bogotá.
Rueda de prensa con los medios locales.
BARICHARA: Evento cultural. Invitación al Público General.
Ese mismo sábado 16 de enero, 5:00 a 7 p.m., PARQUE DE LAS ARTES, de la Fundación JOSE MARÍA DELGADO.
Recital poético y conversatorio musical nadaísta con la presencia del poeta Jotamario Arbeláez y el cantante y escritor Pablus Gallinazo. En representación del Movimiento Todoísta, variante contemporánea del Nadaísmo, nacida en la UIS, tendremos a Manuel Moreno García, abogado defensor de Derechos Humanos, integrante del movimiento Todoísta y comprometido con causas y acciones poéticas y filosóficas.
Rueda de prensa con los medios.
Muestra de artistas de la región y encuentro con el galerista y marchante bogotano Jaime Ruiz Montes, director de la galería “Espacio Compartido” en La Casa de la Piedra del escultor Javier Pinto Gómez, Vereda Caraquitas, Barichara.
Aporte: $5.000 pesos. Su presencia y su aporte es valiosísimo para esta y las demás actividades que venimos desarrollando de manera independiente y cuyo único objetivo de contribuír a la transformación cultural de nuestros municipios.
Esperamos a todos los que queremos que en nuestras ciudades, campos y regiones florezcan la poesía y miles de expresiones más de nuestra identidad.
BIOGRAFIA DE JOTAMARIO ARBELÁEZ
Jotamario Arbeláez nació en Cali, Colombia, en 1940. Destacado representante y cofundador del movimiento nadaísta colombiano. Desde su primer libro, El profeta en su casa (1966), Jotamario demostró la ironía, el humor negro, la irreverencia y la mordacidad que había asimilado a través de sus lecturas de los creadores surrealistas.
En 1980 obtuvo el Premio Nacional de Poesía Oveja Negra y Golpe de Dados, con Mi reino por este mundo (1981). Otros libros publicados: El libro rojo de Rojas (1970), en colaboración con Elmo Valencia; la antología Doce poetas nadaístas de los últimos días (1986) y El espíritu erótico (1990), antología poética y pictórica realizada junto con Fernando Guinard.
En 1985 mereció el Premio Nacional de Poesía Colcultura por su libro La casa de la memoria. Escribe: “Jotamario no recuerda un solo día en el que no haya leído tan siquiera una página de algo y tampoco le da terror la hoja en blanco, nació para las palabras y cree que ese es el camino para hacer un país diferente. En la calle si llevo dos cuadras y no he leído por lo menos una valla me caigo. En una dentistería esperando el turno y no hay nada que leer abandono la cita. Si estoy haciendo el amor le leo a la pareja los ojos, las líneas de la mano& la lectura es una pasión dominante. . . no es una utopía pensar que el arte desestimula las tendencias delincuenciales». Recientemente obtuvo el ´primer lugar en el premio Víctor Valera Mora, el más destacado premio poético latinoamericano.
“Ha llegado el tiempo de los asesinos, clamaba Rimbaud. En mi país ha llegado la guerra. Luego ha llegado el tiempo de los poetas. ¿Y qué puede hacer un poeta en la guerra aparte de no dejarse matar? ¿Aparte de tomar nota para la epopeya futura? ¿Deberá dirigirse a los bandos en trifulca y clamar por una paz boba? Lo único que le queda es no embanderarse, porque en el bando que se ponga la lleva perdida, ya que ningún bando tiene razón. Sobre todo si desconoce las razones del otro.”
Gonzalo Arango (1931-1976) y el clima nadaísta
Nacido en Andes, Antioquia, el 18 de enero de 1931, en medio de una familia puritana de provincia. Clase media burguesa, anota él mismo. Su padre, telegrafista primero y más tarde burócrata conservador, ganaba a su muerte, en 1953, 300 pesos mensuales para sostener trece hijos. Estudiante de primaria con los Hermanos Cristianos y más tarde estudiante de bachillerato en el Liceo Antioqueño de la Universidad de Antioquia, donde tuvo como compañero al pintor Fernando Botero, Gonzalo Arango alcanzó hasta tercer año de derecho en la citada universidad, abandonando su carrera, según diría más tarde, debido a cierta inclinación suya a torcerlo todo.
Profesor de literatura y bibliotecario en la ya mencionada universidad, sus primeras colaboraciones aparecen en el suplemento literario de El Colombiano, periódico conservador cuyo suplemento dirigía Eddy Torres. Allí escribe reseñas convencionales, como la que el 6 de octubre de 1955 dedica a analizar la influencia de Mientras agonizo de William Faulkner en La hojarasca de Gabriel García Márquez, a la cual sin embargo elogia de modo caluroso.
Se había unido antes, en 1953, al MAN, la tercera fuerza que el entonces presidente de la república por golpe militar, el general Gustavo Rojas Pinilla, promovió, en contra de los dos partidos tradicionales, liberal y conservador.
Corresponsal del periódico La Paz, órgano de dicho movimiento, y miembro suplente de la Asamblea Nacional Constituyente, el 10 de mayo de 1957, al caer la dictadura dé Rojas Pinilla, quien mediante dicha Asamblea quería legalizar su permanencia en el poder, se pide, entre otras cosas, que la cabeza de Gonzalo Arango cuelgue de las rejas de la Avenida Junín, en Medellín. 0pta, entonces, por un discreto exilio en el Valle del Cauca, en Cali, donde redacta el Primer manifiesto, el cual conlleva también un viraje suyo en el campo político.
Alaba allí la juventud que el 10 de mayo «aportó su sangre y el sentido heroico del sacrificio para derrumbar una tiranía castrense que al fin de cuentas fue una vergüenza que defraudó la fe de los colombianos y cubrió de ignominia la libertad y la cultura»2. Primera de sus varias autocríticas.
Sólo que sus vaivenes ideológicos iban a desaparecer muy pronto tras el estruendo de sus primeros escándalos: convoca a sus amigos al parque Berrío de Medellín y luego de leer un discurso escrito en papel toilette, discurso en que elogiaba a Pablo Alquinta, jinete del popular concurso hípico del 5 y 6, en detrimento de Miguel de Cervantes, procede a quemar los libros de su biblioteca. Acto semejante, o el mismo acto -la crónica, infortunadamente, no es muy exacta-, se repite en el atrio de la Universidad de Antioquia, como parricidio simbólico enfrente de su propia casa de estudios, y en uno de ellos arroja al fuego el manuscrito de su primera novela, Después del hombre, escrita en un interregno campesino de dos años durante su trunca carrera de derecho. El influjo erostrático de Sartre, a través de El muro, había llegado hasta la capital de esa lejana provincia colombiana. Pero era en realidad Camus, a nivel de sensibilidad y escritura, la presencia más detectable en la prosa de Arango a todo lo largo de su trayectoria. Así, esta mezcla de surrealismo y existencialismo un tanto primitivos puede situarse en los orígenes de su proyecto desmitificador. Tales actos, la difusión del Manifiesto, reproducido por el periódico El Tiempo, y la convocatoria a colaborar con la hipotética revista Nada -locura, viscosidad, revolución, desorden, belleza nueva, verdad desvestida, como proclamaba el aviso- fueron agrupando en torno suyo, en la errancia de calles y al amparo de bares y cafés (El Metropol, La Bastilla, La Clínica Soma), a un grupo de jóvenes que habría de adquirir relieve en el campo de las letras nacionales.
Jóvenes que desertarían de empleos y seminarios para solicitar su ingreso en la nueva religión. Jóvenes que en muchos casos habrían de conocer reformatorios y clínicas psiquiátricas en aras de su nueva fe. Pero también algunos esporádicos hampones y derelictos se acercaron a ellos, con gran complacencia del grupo, buscando, más que cambiar el tono de las letras nacionales, un clima permisivo para sus hazañas: las drogas y los tímidos intentos de amor libre figuraban en el decálogo de estos rebeldes ahora con causa.